Algunas tendencias de pensamiento exploran la posibilidad de que todo ser humano que nace

tiene el conocimiento del universo. Sin embargo, el contacto con el mundo de las apariencias

que hemos construido nos hace olvidar lo esencial de nuestra existencia. Los modos de

comunicación en nuestras sociedades, como las redes sociales, proyectan sombras en una

pared, creando ilusiones. Después, nos relacionamos asumiendo estas visiones como realidad,

en una reproducción constante de la caverna de Platón. Estas formas de comunicación y de

relación establecen las reglas de una forma de pensamiento lineal y simplista que, en ocasiones,

nos hace subestimar nuestras posibilidades como seres y como sociedad.

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Esta inquietud ha estado presente en toda la historia de la humanidad. Esta desvinculación, que

ha tenido como consecuencia el desconocimiento, es lo que ha llevado a los grandes pensadores

y pensadoras a relatar teorías, investigaciones y creaciones para reencontrar ese lugar de verdad

y de fuente. Es por eso también que el cuestionamiento del origen de la existencia y de su

propósito ha sido un tema tan central de nuestra especie. El ser humano ha tenido - y tiene - a

veces un acercamiento arrogante a la vida: ¿de dónde proviene la inspiración y la virtud de nuestra

creación?, ¿de dónde obtenemos los conocimientos?, ¿creemos en nuestra individualidad por

encima de todo y nuestra mente como única fuente de ideas?

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Sin embargo, ¡no estamos tan perdidos! Aún poseemos mucha capacidad de aprender y

conectarnos a lo realmente verdadero para nosotros. La experiencia con el mundo material del

planeta que habitamos, la experiencia física de nuestros cuerpos en contacto con las ciudades,

la naturaleza u otros individuos puede hacernos “recordar” y abrir nuevos espacios relativos a

nuestra existencia.

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En esta edición del LUMÍNIC invitamos a aquellos proyectos que trabajan la fotografía en este

espacio liminar entre el consciente y el inconsciente, entre la documentación y el espejismo o

el sueño. Proyectos que utilizan la fotografía para expandir la noción de la vida, en concreto

a la humana, confrontando lo que nos han explicado sobre la existencia. Proyectos que

pueden encarar frontalmente esta cuestión o, otros, que trabajan desde lo sutil, que remueve

desapercibidamente.

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Algunas de las cuestiones que nos podemos preguntar son: ¿estamos creando o estamos

recordando?, ¿somos espejismos entre nosotros para hacernos recordar? ¿la imaginación forma

parte de lo que sonsideremos real? ¿cómo sabemos que lo que imaginamos no son momentos

de lucidez de ese conocimiento olvidado? ¿o es lo que representamos en imagen un mundo

más real que el que vivimos -la cámara como catalizador y la fotografía como portal-? ¿es el

artista un canal del genio universal? ¿puede la intuición ser una forma de aprendizaje y forma de

conocimiento principal en nuestros proyectos? Los saberes y rituales antiguos, la intuición de

Steiner y la antroposofía, los sueños de Jung o el pliegue de Deleuze nos pueden aportar muchas

pistas sobre estas cuestiones, entre otras.